Los miserables (Victor Hugo, 1862) Reseña

Ya he escrito en otras ocasiones sobre esos enormes clásicos y la extraña incertidumbre que me produce saber que me voy a enfrentar a uno de ellos. Sigo manteniendo que esto no tiene ningún sentido, pues rara vez uno de estos me ha decepcionado y, ni su volumen ni su contenido tienen nada que pueda asustarme. Siempre he pensado que el ese miedo a la decepción, a no entender que narices hace que ese libro sea tan importante y haya sobrevivido así al paso del tiempo. Supongo que algo de esto hubo cuando descubrí que mi siguiente lectura era esta obra, creo que la primera que leo (por fin…) de su autor y de una longitud nada desdeñable.

Los miserables es la historia de un pueblo, de ese pueblo abandonado en la Francia de allá por el siglo XIX. No exactamente el mismo pueblo que llevó a cavo la Revolución francesa, pero casi. Este relato se narra a través de la vida de Jean Valjean, un hombre liberado del presidio que, a su vuelta a la sociedad es apartado por todos a quienes se encuentra. Tanto daño le hizo todo esto que, cuando por fin alguien lo trató bien, no supo hacer otra cosa que robarle. Pero esta acción no quedará en nada, y tras una promesa de apariencia efímera, nuestro protagonista volverá a un mundo que no le reconoce, reconvertido en el buen hombre ejemplar que nadie podría ser. A través de él conoceremos todas las miserias que se ocultaban en aquella Francia y como no todos los miserables lo son de la misma manera.

Esta obra de Victor Hugo es definitivamente amplia y, aquellos que la conozcan sabrán que ese breve resumen no hace ninguna justicia a su contenido. Pero decir más me parece contar demasiado (ya esto me parece algo excesivo). En cuanto al autor, Victor Hugo es uno de esos novelistas que pocos pueden pasar por alto, tiene ese estilo al que, en mi opinión, le va bien esa frase tan fea de: «lo amarás o lo odiaras». Porque, aunque la lectura de esta obra puede resultar vertiginosa, no es un autor ágil; tiene una de las mayores tendencias a la digresión que he visto, pero lo hace de una forma magistral que no sé si he encontrado antes; su historia es demasiado amplia, pero utiliza el tiempo con elegancia y nos guía adecuadamente. Podría seguir con estas cosas, pero fingir que sé más del autor de lo que sé no tiene valor alguno.

Voy a decir que no recuerdo la última vez que una novela me llevó tanto tiempo, y, sin embargo, no me ha importado nada. La novela tiene sus tiempos —muy bien llevados, por cierto— y hay ocasiones en las que te lleva tranquilamente por la ciudad y momentos en los que corres por el campo de batalla. Este arte se aplica en igual medida a sus personajes, muchos de ellos (al menos en apariencia) no tan desarrollados como cabría esperar, pero pronto te das cuenta de que sabes más de ellos de lo que pensabas. Algo que me parece más cercano al estilo de, por ejemplo, Tolstói, que al de contemporáneos suyos como Flaubert.

A partir de aquí podríamos analizar tantas cosas como páginas tiene la obra. Qué representa cada uno de sus personajes; qué implican las relaciones que tienen, o no, entre ellos… pero creo que ya hay gente que ha escrito sobre esos temas mejor de lo que yo podría hacerlo con una sola lectura de la obra. No obstante, me parece significativa la forma en la que el autor nos trasporta de un género a otro durante la lectura. Su forma de pasar de la fuga de un prófugo a una historia de amor, y de ésta a la del decaimiento y ruptura del alma de una persona, para luego llevarnos a la guerra o a una historia de redención es, simplemente, alucinante.

Cerraré con una idea que se me ha planteado en distintas ocasiones durante mi lectura. Hay un claro protagonista en esta aventura, una persona que nos muestra el camino y alrededor del cual sucede todo. Pero en realidad no es mucho lo que sucede con el personaje. La mayor parte del tiempo no es a él a quien le pasa y, si es a él a quien le sucede, lo vemos desde el punto de vista de otro personaje. Es, casi siempre, la figura que nos muestra el camino, pero no con quien lo caminamos. Esto, que puede que sólo sea un error mío, me parece una interesante forma de contarnos esta historia de una sociedad repleta de ladrones, de inocentes, de pobres, de sufridores… de miserables.

Nos seguiremos leyendo.

Los miserables (Victor Hugo, 1862) Reseña

2 comentarios en “Los miserables (Victor Hugo, 1862) Reseña

Deja un comentario